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Isaías Orozco Gómez.
Antes de proseguir con la realidad del ciclo escolar 2020-2021, que en parte, centralmente tratamos en la colaboración del lunes 10 del mes y año en curso, referente al Nivel Básico del Sistema Educativo Nacional (SEN), se impone tocar el serio problema económico, que ciclo tras ciclo escolar, tienen que sortear los estudiantes y sus respectivos progenitores, de las instituciones del Nivel Medio Superior y de las universidades públicas que ofrecen sus servicios académico-educativos en nuestra entidad federativa, como lo son la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
Problema económico, que se agudiza notoriamente en momentos en que la pandemia del Coronavirus (Covid-19) tiene paralizada en mucho la economía estatal, nacional y mundial. Lo que muy lamentablemente, genera el que miles y miles, sino es que millones de trabajadores –hombres y mujeres– urbanos y rurales, se hayan quedado sin empleo. O bien, reciban la mitad o un porcentaje menor de su salario que normalmente percibían antes de presentarse la funesta contingencia sanitaria. Remuneración real, que apenas alcanza para solventar los gastos de la despensa semanal o quincenal de los hogares, y no alanza a estirarse para el pago de otros compromisos prioritarios, como es el caso del pago de inscripción u otras cuotas en las instituciones de educación desde preprimaria hasta media superior y superior, como las universidades precitadas.
Concretamente, la mayoría de los estudiantes, de los padres de familia, de los tutores o quienes deben solventar los gastos (¿o inversión?) de los estudios de sus vástagos, como lo son los libros y textos, u otros recursos materiales propios de la carrera, incluyendo el pago de inscripción, por la realidad expuesta, resulta cuasi un sacrificio responder a tales exigencias, pues nada más y nada menos, el promedio de pago de inscripción en las facultades de la UACh y en la UACJ es de 4 mil pesos POR SEMESTRE o sea: 8 mil pesos por año.
Por cierto, algunos estudiantes y ciudadanos en general, ante tal problema, recuerdan que el actual Gobernador del Estado, Javier Corral Jurado, durante su campaña hizo el compromiso y lo confirmó al tomar posesión, de que en adelante los estudios realizados en la UACh, serían gratuitos.
Expresan algunos estudiantes y paterfamilias, que si no se logró tal gratuidad, en estos tiempos aciagos del Covid-19 cuando menos debiera dividirse la “mentada” inscripción pagadera en seis mensualidades para hacernos menos pesada la carga económica.
Sirva de consuelo: Afortunadamente antes de finalizar el actual sexenio de la “Cuarta Transformación”, las UNIVERSIDADES y demás instituciones públicas de EDUCACIÓN SUPERIOR deberán de dejar de cobrar CUOTAS de INSCRIPCIÓN para atender a la instrucción CONSTITUCIONAL de que toda educación que imparta el Estado sea GRATUITA. Declaraciones hechas por el Subsecretario de Educación Superior (SEP), Luciano Concheiro.
Por lo que hace a la puesta en marcha del ciclo escolar 2020-2021 en el Nivel Básico del SEN, empezaríamos por compartir los siguientes dos comentarios, que muy amablemente, nos enviaron dos distinguidos chihuahuenses y reconocidos profesionistas universitarios:
Dr. Pediatra.- “Un escenario muy preocupante al inicio y desarrollo del ciclo escolar 2020-221, es el de los hogares donde las madres tendrán que regresar a trabajar, lo que implica dificultades para que su hijo (a) reciba apoyo [de la madre] durante las clases virtuales. La otra situación, no menos preocupante, son las familias que tienen dos o más hijos y sólo con un padre de familia para supervisarlos, y un solo equipo de cómputo, si es que lo tienen”.
Lic. En Derecho.- “Hay que tener en cuenta, que existen millones de padres de familia que tienen un menor nivel escolar que los hijos. ¿Cómo van a supervisar las clases virtuales de sus criaturas? De plano, es preferible que se declare año sabático escolar”.
Por otra parte, y en vista de la gran novedad que acaba de dar a conocer el titular de la SEP, Esteban Moctezuma, en el sentido de que “Conductores de TV acompañarán a maestros en clases televisadas”. Y en otra nota periodística se afirma que “Televisa y TV Azteca van a educar niños: maestros y conductores harán ‘duetos’”; no es ocioso dejar asentado:
Que tanto los mentores como los padres de familia y demás personas interesadas en la educación de las nuevas generaciones, deben comprender que las TIC como la TELEVISIÓN sólo son herramientas que pueden ayudar en el proceso de enseñanza-aprendizaje (PEA); que son dispositivos útiles para que el docente deje de ser un mero transmisor de información y se dedique más a las labores de conducción o de guía. Es decir, a ser FACILITADORES de la adquisición de conocimientos y saberes por parte del alumno, y hacer que los estudiantes se sientan más comprometidos en su propia formación, dejando de ser meros receptores pasivos, memorísticos tradicionales; depositarios de una “educación” bancaria (Paulo Freire).
Seguramente, muchos conductores de TV y la inmensa mayoría de los muy respetables padres de familia, ignoran o no recuerdan que la UNESCO en 1991 convocó a un grupo de especialistas a reflexionar sobre las necesidades de la educación y el aprendizaje en el siglo XXI, sin siquiera imaginarse la presencia del Covid-19; después de años de trabajo la comisión emitió un informe en donde planteó que la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales, que en el transcurso de la vida serán los pilares del conocimiento:
“_Aprender a aprender (la parte estratégica) más que conocimientos estáticos, estrategias de aprendizaje.
“_Aprender a hacer (la parte práctica) como vínculo y transformación de la realidad, es decir, el desarrollo de habilidades.
“_Aprender a ser (la parte filosófica), como conciencia de sí mismo y el desarrollo de valores y conductas.
“_Aprender a convivir y colaborar con los demás (la parte social), COMO UN DESARROLLO DE LA CONCIENCIA SOCIAL Y LA SOLIDARIDAD, es decir, el aspecto actitudinal”. (Prof. Héctor Valle Alanís, “El papel de las TICs en la Educación”, Edición Doméstica, 2008).
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